Prende un cigarrillo y aspira su intoxicante y a la vez extaciante humo demoledor. Se entierra en pensamientos indevidos y mira la extraña que a ella se acerca. No te acerques mas o podrías perder la mano le dijo Awiú con sus pantaletas que comenzaban a escocer de manera insoportable. Pero la mano con el viejo reloj Cassio se acercaba como sierpe en busca del nido donde pueda descansar, si no es hoy quiza mas tarde.
Los muslos delicados y tersos de Awiú sentian el ligero corte del ambiente que la mano serpentenante producía, los pelos se ponían de punta . Un pitillo más al cigarrillo.
Que es lo que quieres. Solo te quiero a ti. Pero yo no te quiero a ti. Me perteneces y punto. Yo no pertenezco a nadie.
Cruzó las piernas para que la sierpe no encontrace el nido donde depositar su veneno ancestral. No tendras de mi nada - dijo Awiú. Tendré todo lo tuyo dijo la voz detrás de la mano serpenteante del Cassio.
Awiú apagó el cigarrillo en el cigarrero de la mesita de estar. Abrió el cajón y saco una lima de uñas, mientras tanto ella aun tenia las piernas cruzadas. Ya la sierpe recorría ansiosa la delicada piel de seda de la mujer perfecta. Awiú siente que dentro del pecho un corazón que creía muerto mucho tiempo atras comienza a latir y nuevamente su adulador latido escucha al cerrar los ojos.
Un antifaz de brillos maravilloso corta la escena de un ambiente cargado de morbo y pasión.
¿Acaso creias que bromeaba cuando dije que no tendrías nada de mi?.
Las blancas sabanas donde retosaba Awiú se bañan en sangre de un infeliz y poco amante amador. La sierpe ancestral a vomitado su veneno en forma de deleite infernal. La muerta a jugado el papel de siempre.
La habitación se ilumina. Awiú se incorpora de su lecho de rosas blancas y prende un nuevo cigarrillo. Lame el cortauñas. Ve al hombre detrás de la mano del reloj Cassio. Se lo quita e inamediatemente prueba su brillo en la muñeca izquierda. Sonríe y ríe con ternura mirando el cadáver.
Gracias mamá siempre me gusto tu reloj
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